sábado, 24 de agosto de 2013

Sobre Ni una sola palabra de amor y las historias inesperadas

No dejan de asombrarme las historias que se cuentan y de las que nos enteramos por mera casualidad. Como si fuese parte de algún plan llegan a nosotros las líneas o los detalles más íntimos de vidas con las que nunca nos cruzaríamos de no ser por internet u otros medios de comunicación. Todos los días leemos o vemos algo que nos sorprende, pero algunas veces corremos con mayor suerte y nos topamos con algo que nos maravilla de sencillez y belleza.

Ayer me pasó eso cuando, por casualidad, una amiga compartió en Facebook una nota de El Clarín que decía "Apareció María Teresa: la mujer real del corto furor en la web". Nada más leer: corto, verdadera y furor alcanzó para darle click al enlace. Me voy primero a ver el corto Ni una sola palabra de amor.

Resulta que en un mercado de las pulgas en Buenos Aires compraron una vieja grabadora de cassette, que una vez fue la contestadora de un apartamento. El cassette que estaba dentro contenía varios mensajes de María Teresa llamando a Enrique, pidiendo insistentemente que le contestara a su llamado. La sinceridad de su voz, las distintas discusiones de aquella mujer con el aparato esperando que alguien respondiera, las variaciones en su tono de voz, sus estados de ánimo... todo estaba encerrado en aquella cajetilla con cinta.

El Niño Rodríguez fue el encargado de convertir ese audio en un corto protagonizado por la actriz argentina Andrea Carballo, donde se le observa dejando cada uno de los mensajes de voz a Enrique sin tener éxito, pidiendo entre otras cosas una palabra de amor.

La idea es tan sencilla y tan natural que atrapa. Los ocho minutos que dura el video son de completa atención en María Teresa, en su historia, sus peticiones. Esperamos que Enrique conteste, que diga algo, así sea para despedirse y no volver más, pero que hable.

Maravilloso. No puedo parar de maravillarme ante las pequeñas historias que regala el mundo, la gente, la vida diaria, lo cotidiano tan lejano y tan cerca a la vez. En cómo un cassette llega a las manos de la persona indicada para regalar a todos un pedacito de arte escondido en un episodio íntimo de una pareja en el cono sur.

Mientras pienso en cómo encontrar una historia que contar, me doy cuenta que ella debe estar esperando por mí, pero que no debo esforzarme mucho porque ella sola llegará. Probablemente su entrada sea más cercana mientras preste más atención a los detalles. Ellas están ahí, donde menos pensamos, y es que si fuese tan fácil dejarían de maravillarnos. Son como el amor: llegan inesperadamente.

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