sábado, 25 de febrero de 2012

Quiniela Oscar 2012: Predicciones previas a una noche nostálgica


Ya faltan menos de 24 horas para la entrega de los Premios de la Academia y aquí estamos publicando por primera vez en La Libreta nuestras predicciones.

No quise utilizar la metodología de colocar a quien creo que ganará acompañado de la opción que "me gustaría" que ganara, es decir, a todos los que coloco como vencedores son mis favoritos, los que me conmovieron, me enamoraron y me emocionaron; en su defecto la opción que prefiero entre las que tuve oportunidad de ver.

Como comenté en Twitter me costó muchísimo con la categoría de Mejor Fotografía pero fue sencillo después de unos segundos aclarar las cosas.

Debo aclarar responsablemente que no pude ver Hugo, de allí que no figure entre mis preferidas, seguramente ganará en otras categorías que no forman parte de las principales que coloco aquí; con esto no resto mérito a la cinta de Scorsese, necesitaba que quedara claro en honor a la verdad.

Curiosamente las piezas que pongo como triunfadoras en los renglones de Guión Original y Guión Adaptado son las que estoy segura de que no se quedarán con la premiación de Mejor Película, pero que si llegara a pasar me sacarían una gran sonrisa (cuestiones sentimentales).

Sin más, aquí están:

Mejor Actor: Jean Dujardin (The Artist)

Mejor Actriz: Viola Davis (The Help)

Mejor Actor Secundario: Christopher Plummer (Beginners)

Mejor Actriz Secundaria: Octavia Spencer (The Help)

Mejor Película: The Artist

Mejor Director: Michel Hazanavicius (The Artist)

Mejor Guión original: Woody Allen (Midnight in Paris)

Mejor Guión Adaptado: Aaron sorkin y Steve Zaillian (Moneyball)

Mejor Película Animada: Chico y Rita

Mejor Fotografía: Emmanuel Lubezki (The Tree of Life)

Mejor Banda Sonora: John Williams (War Horse)

*Nota: lamentablemente no pude ver ninguna de las nominadas a Película Extranjera, pero todo indica a que será para A Separation.

¡Listo! ¡Snaks, Twitter On y acción!

sábado, 4 de febrero de 2012

Cuando se unen dos de los buenos: Fincher y Larsson

Tiendo a asegurar que las versiones norteamericanas de películas que originalmente son hechas en otro lugar del mundo, muy diferente a la visión comercial del cine hollywoodense solo sirven para dañar la esencia de las historias, de sus personajes y finalmente, la intención de su autor. Las veo en su mayoría como un intento burdo de vender, llenar salas a costillas de una obra que probablemente no fue planificada, escrita y ejecutada para tal fin; y en el caso de que así fuera, sigue siendo la creatividad de otra persona la que te sirve para meterte unos dólares en los bolsillos.

La chica del Dragón Tatuado adaptación de la novela de Stieg Larsson (Millenium I) o como la conocimos por la versión cinematográfica sueca: Los hombres que no amaban a las mujeres, es uno de estos casos en los que apocalipticamente no podía sino pensar que vendría una catástrofe millonaria, aunque el desastre viniera de la mano del brillante director David Fincher.

Recuerdo que me llamó mucho la atención ver aquel póster en las instalaciones de Cines Unidos cuando apareció la lejana producción de Niels Arden Oplev estrenada en el país escandinavo por allá en el 2009. Duró muy poco tiempo en la pantalla grande de nuestro país, así que acudí a los amigos de parche en el ojo.

Lisbeth Salander

Esta trilogía no es bonita, es decir, no es una historia feliz, es intrincada, llena de violencia, misoginia, humillación y decadencia. No me parece que tenga una trama particularmente original dentro de la gama que se encuentra en el cajón de thriller. Indudablemente el éxito de este cuento son sus personajes, especialmente el de Lisbeth Salander. Es astuta, misteriosa y hacker, para compensar sus pocas habilidades sociales y su apariencia dark. Para hablar de la protagonista de Millenium tendría que hacer un post entero y por ahora solo queremos un humilde vistazo desde acá de la cinta de habla inglesa.

Para seguir en esta línea ofrezco una breve comparación entre esta anti-heroína representada por Noomi Rapace (Suecia) y Rooney Mara (EE UU). Entré a la función predispuesta a que la actriz de Red social no llenaría los zapatos de Rapace y debo aceptar que aunque finalmente me quedo con la actuación de la sueca, Mara hizo un buen trabajo. La barra estaba alta y ella con todo a su alcance se metió en este desastre de vida que es la señorita Salander. Retraída, directa, con rabia, afectada, reprimida, fuerte, decidida y de algún modo, frágil. Me gustó su estética, el look está mucho más elaborado, cosa que juega a su favor.

El personaje de Mikael Blomkvist no fue una figura llamativa para mí en un principio, ahora me doy cuenta que probablemente haya sido por la aburrida interpretación del actor sueco Michael Nyqvist, y aunque Daniel Craig no es mi protagonista favorito fuera de las cintas de James Bond, este trabajo suyo provocó mi reconciliación con el periodista, personaje en el que se reflejaba el propio Larsson al escribir la novela.

Fincher y sus monstruosidades

Utilizo mucho la frase "lo volvió a hacer" y es porque la mayoría de las veces que lo hago es para hablar de un resultado satisfactorio y este es el caso: David lo hizo de nuevo. El movimiento, las transiciones, la velocidad, el montaje, las secuencias... Es emocionante estar ahí, como en Sev7n o The social network, hay algo relevante que contar (en este caso la violencia hacia las mujeres en Suecia o en cualquier parte del mundo) y además la forma en que te lo narra se convierte en el vehículo perfecto para comunicar, llamando tu atención sin desvincularte de lo importante, ni distraerte con adornos.

¿Con cuál de las versiones me quedo? Voto por una fusión: la Salander europea, la música de Trent Reznor, la vibra del reparto sueco hablando su idioma y la dirección del americano. Me siento satisfecha con esta adaptación, agregó nuevos elementos ausentes en su predecesora, material de calidad y no mera intención de lograr taquilla.

Gracias, Fincher... Gracias, Larsson.

viernes, 3 de febrero de 2012

Que el artista te encuentre trabajando

Desde ayer he estado hablando y pensando sobre la inspiración. Tema fascinante, sin duda, y a la vez tan complejo. Sobre él exponen elementos como la musa, el ejercicio de las habilidades, el trabajo diario, estados de ánimo y hasta la alineación de los planetas, como posibles explicaciones de este efecto en las personas.

Hoy quiero hablar de un caso específico: un episodio que me viene ocurriendo desde ayer y que continuó esta mañana cuando desperté. Resulta que el miércoles en la noche "R" me regaló un libro de Wheeler Winston Dixon y Gwendolyn Audry Foster, titulado Breve historia del cine. Yo lo miré feliz con una gran sonrisa porque había decretado que hasta que no hubiese un pénsum decente de cine en Venezuela o pudiera irme a estudiar afuera, iba a "auto educarme". Fue amor a primera vista, pues.

La noche siguiente (ayer) empecé a ver The artist al llegar del trabajo, sí, la película de Michel Hazanavicius que tiene un buen número de nominaciones a los Oscar, y no pude terminarla porque el cansancio del día me venció. Debo hacer una confesión que me da un poco de verguenza antes de continuar: el hecho de que fuera una película muda no me generaba gran emoción, mis expectativas eran bajas a pesar del gran revuelo que ha levantado (vaya, sí me equivoqué).

Esta mañana desperté y sin levantarme de la cama encendí el televisor y el dvd para continuar con la función que había interrumpido. Y entonces, llegó.

Bella, encantadora, musical, seductora e inteligente, la inspiración se paseaba por mi cuarto haciendo movimientos circulares que danzaban a ritmo de tap. The artist te enamora con la nostalgia, con la belleza de la simplificación, de las raíces, de las pequeñas cosas, de lo que pertenece a otra época y que -conociéndolo o no- sientes que extrañas.

Lo uno con el regalo que me hicieron hace dos días porque siempre es emocionante leer sobre la historia, más si viene acompañada de hechos y detalles que nos recuerdan que de algún modo aun hoy está viva entre nosotros.

La cinta de Hazanavicius trajo de vuelta, en pleno siglo XXI, una época dorada que se nos había quedado tan lejos. Nos hizo el favor a quienes no fuimos a buscarla en los archivos, traerla para nosotros y enamorarnos sin remedio de ella.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Ya ni sé

Quiero escribir de algo que no sé que es. ¿Tiene sentido?

Desde hace más de un mes me siento frente a la computadora con la firme intención (quizá "firme" no sea la palabra) de escribir, de refrescar la libreta, de decir algo; pero debo confesar que esos intentos no han rendido frutos. Cada vez que estoy aquí, de este modo, como hoy, con la convicción de postear algo: viene esa sensación.

La sensación de que no es suficiente, de que no vale, que no me gusta, que no basta. Y se queda allí: en la lista de "borradores", lo que por un momento pensé que le contaría al "mundo" (ustedes).

Durante estos más de dos meses que he estado sin publicar me han pasado un montón de cosas, así que no creo que sea por falta de actividad. He estado trabajando, fui a visitar a mi familia, he estado enamorada, grabando agendas, con mucha música de fondo y cine del que te deslumbra.

A decir verdad, ahora que escribo me doy cuenta que quizá mi mayor frustración al hacerlo es que me es difícil definir si quiero hablar de realidad o de ficción.

Vengo con una idea y cuando me siento se me ocurre otra y otra, intento cambiar y empezar de nuevo, pero entonces me siento mal por la idea que murió y el desastre en el que se convierte mi cabeza que no se da un recreo para dejarme decidir. (No es tan divertido como suena)

Digamos que lo "importante" hoy es que decidí escribir. De la realidad. No es relevante si me preguntan a mí, pero ahí está, diciendo "hola" aunque no nos guste.