Acabo de llegar a mi casa luego de ver The Hangover (¿Qúe pasó ayer?) parte 2. Debo decir que desde Due Date (Todo un parto) no me reía tanto. Por supuesto que esto no es producto de la casualidad: en ambos proyectos están involucrados los mismos realizadores y un actor en común, el hilarante Zach Galifianakis. Esta secuela dirigida por Todd Phillips ya rompió récord convirtiéndose en el mejor estreno para una comedia a escasos cinco días de su lanzamiento.
Este, sin duda, es un caso exitoso de las temidas segundas partes. Los más negativos dirán que es el mismo asunto de la primera entrega trasladado a la ciudad de Bangkok. Yo diría que es el resultado de la buena ejecucución de un concepto que ya está en el inconsciente de la cultura pop actual. Unas buenas, y sobre todo divertidas, actuaciones hacen de esta comedia una buena opción para desconectarse y reírse a más no poder. La risa tiene poder sobre las personas y consigue dinero también: ha logrado ganar 137,4 millones de dólares en taquilla en Estados Unidos y Canadá desde el pasado 26 de mayo.
Ahora, como si de una amanecida se tratara, reímos de manera más moderada para no sufrir tanto los dolores abdominales que provocaron las dos horas en la sala de cine. Duele ligeramente la cabeza y no te sacas de la mente la cara redonda y barbuda de Galifianakis, que sin expresión, pose o diálogo alguno te hace sonreír. Una buena oportunidad para disfrutar un rato, relajarse y brindar por la amistad. Como diría Fito Páez: "me gusta abrir los ojos y estar vivo, tener que vérmelas con la resaca". Y que lo digan estos tres panas.
martes, 31 de mayo de 2011
viernes, 27 de mayo de 2011
Despertar (Microcuento Oct/2010)
La calma sobre la superficie del agua le recordaba lo azul que había sido el cielo una vez. Era un recuerdo que se sumergía frío hasta entumecerle todo el cuerpo. Al borde de la baranda, no poder moverse; era un alivio pasajero. Para Carlos, los colores se fueron difuminando, como eternas madrugadas que entre dormidas y despiertas no ven la luz. Sin necesidad de decir adiós, la vida se convirtió en una silla solitaria a la orilla del mar, que inevitablemente sería roída por la sal. Parado en el puente ya no había lluvia ni arcoíris, sólo aire. El aire que nadie le ayudaba a respirar.
martes, 24 de mayo de 2011
El día que España vio a la Vinotinto coronarse
Hoy por fin anunciaron los precios de las entradas para el partido amistoso entre España y Venezuela. Como se especulaba desde hace días, el alto costo de los boletos para el juego que se realizará en Puerto La Cruz resultó ser real, tan real como la inflación y el "costo e' la vida" como diría Juan Luis Guerra. Para "maquillar" la cuestión habrá un concierto previo con Franco De Vita y Carlos Baute, sí el mismo que cantaba que se quedaría hasta la muerte en Venezuela y ya tiene años viviendo en España.
Pues sí, lo que se suele hacer en Venezuela con todo: convertir las cosas en un "showsito", buscar dos caritas conocidas para darle promoción, emocionar a la gente y en última instancia soltar con una gran sonrisa la invitación a sacarse una pequeña porción del ojo de la cara para pagar por el evento en cuestión. No quisiera hablar del trasfondo político que tiene: meterme con la FVF, la gobernación de Anzoátegui, Movistar y Evenpro me da pereza. De lo que me gustaría hablar es del día en el que el campeón del mundo no esté visitando Venezuela, sino el día en el que Venezuela llegue a otros países como el campeón mundial.
Todo el país se vestirá de Vinotinto, sin duda. Habrán cánticos que proclamen la lealtad eterna a la selección nacional. Habrán videos emotivos con alguna canción de piano en todos los canales de televisión local. Dirán en todos los países que Venezuela ya no es la cenicienta o cualquier otro adjetivo de esos que repiten y repiten los comentaristas de fútbol. La plaza Alfredo Sadel se llenará de gente que por primera vez no va a aupar a Italia, Brasil, Argentina o incluso ¿Grecia? sino que dirán "miércoles sí, ganó Venezuela, que loco ir con mi bandera".
Cantarán el himno como si no hubiera mañana. Llorarán de emoción, se abrazarán entre amigos, familiares y desconocidos. Rumbearán la semana entera. Probablemente se nombrará ese día como no laboral. Las casas exhibirán el tricolor como si se tratara de una fecha patria. Esquivel y Farías darán declaraciones diciendo lo contentos que están de que lo que no pudieron hacer ellos lo están haciendo otros.
Todos sonreirán en la calle, se saludarán entre vecinos. Ese día la gente dirá buenos días, buenas tardes, buenas noches, gracias y por favor. Parecerá navidad con utilidades. Rápidamente Chino y Nacho harán un reggaetón junto a otros artistas para homenajear a la Vinotinto. Harán una cuña estilo mensaje de fin de año donde todas las personalidades de la televisión se unan para felicitar a sus jugadores.
En fin... Probablemente pasen todas esas cosas y otras más. Pero sobre todo me gustaría pensar que desde mucho antes de ese día ya los venezolanos se lo crean. Que la Federación funcione, no como una fiestecita de complacencias, sino como una institución que trabaje de verdad. Que el fútbol haya crecido porque se invirtió en su profesionalización. Que el talento haya recibido el apoyo que necesitaba, porque eso sí hay aquí: talento. Que la gente se haya dado cuenta de que en su país habían jugadores desde hace tiempo jugando por ellos. Que esa misma gente haya lamentado las derrotas en el camino, haya saltado de alegría con las victorias y discutido afanosamente los empates tomándose un café en la panadería.
Finalmente, me gustaría ir a ver el partido que habrá en junio entre España y Venezuela pero creo que me quedaré en casa a verlo por televisión. A los que desde el domingo comprando las entradas tendrán la camisa de "La Roja" puesta, en vez de la Vinotinto, les mando un mensaje para pensar mientras hacen la cola: el día que pase todo lo que conté antes ustedes serán los primeros en decir "de Venezuela soy". Los invito a que practiquen desde ahorita, cuando estén en el José Antonio Anzoátegui en medio de un grupo de niñas (y niños también) gritando "Casillas te amo", piensen que todo empieza con ustedes. Disfruten del fútbol, pero cuando quieran llorar y sentir orgullo háganlo con lo que es de ustedes. Hagan una victoria propia: la que se escribe con "V" de Venezuela y de Vinotinto.
Pues sí, lo que se suele hacer en Venezuela con todo: convertir las cosas en un "showsito", buscar dos caritas conocidas para darle promoción, emocionar a la gente y en última instancia soltar con una gran sonrisa la invitación a sacarse una pequeña porción del ojo de la cara para pagar por el evento en cuestión. No quisiera hablar del trasfondo político que tiene: meterme con la FVF, la gobernación de Anzoátegui, Movistar y Evenpro me da pereza. De lo que me gustaría hablar es del día en el que el campeón del mundo no esté visitando Venezuela, sino el día en el que Venezuela llegue a otros países como el campeón mundial.
Todo el país se vestirá de Vinotinto, sin duda. Habrán cánticos que proclamen la lealtad eterna a la selección nacional. Habrán videos emotivos con alguna canción de piano en todos los canales de televisión local. Dirán en todos los países que Venezuela ya no es la cenicienta o cualquier otro adjetivo de esos que repiten y repiten los comentaristas de fútbol. La plaza Alfredo Sadel se llenará de gente que por primera vez no va a aupar a Italia, Brasil, Argentina o incluso ¿Grecia? sino que dirán "miércoles sí, ganó Venezuela, que loco ir con mi bandera".
Cantarán el himno como si no hubiera mañana. Llorarán de emoción, se abrazarán entre amigos, familiares y desconocidos. Rumbearán la semana entera. Probablemente se nombrará ese día como no laboral. Las casas exhibirán el tricolor como si se tratara de una fecha patria. Esquivel y Farías darán declaraciones diciendo lo contentos que están de que lo que no pudieron hacer ellos lo están haciendo otros.
Todos sonreirán en la calle, se saludarán entre vecinos. Ese día la gente dirá buenos días, buenas tardes, buenas noches, gracias y por favor. Parecerá navidad con utilidades. Rápidamente Chino y Nacho harán un reggaetón junto a otros artistas para homenajear a la Vinotinto. Harán una cuña estilo mensaje de fin de año donde todas las personalidades de la televisión se unan para felicitar a sus jugadores.
En fin... Probablemente pasen todas esas cosas y otras más. Pero sobre todo me gustaría pensar que desde mucho antes de ese día ya los venezolanos se lo crean. Que la Federación funcione, no como una fiestecita de complacencias, sino como una institución que trabaje de verdad. Que el fútbol haya crecido porque se invirtió en su profesionalización. Que el talento haya recibido el apoyo que necesitaba, porque eso sí hay aquí: talento. Que la gente se haya dado cuenta de que en su país habían jugadores desde hace tiempo jugando por ellos. Que esa misma gente haya lamentado las derrotas en el camino, haya saltado de alegría con las victorias y discutido afanosamente los empates tomándose un café en la panadería.
Finalmente, me gustaría ir a ver el partido que habrá en junio entre España y Venezuela pero creo que me quedaré en casa a verlo por televisión. A los que desde el domingo comprando las entradas tendrán la camisa de "La Roja" puesta, en vez de la Vinotinto, les mando un mensaje para pensar mientras hacen la cola: el día que pase todo lo que conté antes ustedes serán los primeros en decir "de Venezuela soy". Los invito a que practiquen desde ahorita, cuando estén en el José Antonio Anzoátegui en medio de un grupo de niñas (y niños también) gritando "Casillas te amo", piensen que todo empieza con ustedes. Disfruten del fútbol, pero cuando quieran llorar y sentir orgullo háganlo con lo que es de ustedes. Hagan una victoria propia: la que se escribe con "V" de Venezuela y de Vinotinto.
sábado, 7 de mayo de 2011
Celebremos que pasó
Ayer fue mi último examen universitario. Sí, exacto: eso quiere decir que terminé la carrera y ya me llaman por ahí licenciada Sofía Álvarez (de esto hablamos en otro post). Lo que quiero compartir hoy es el video que hicimos para la última clase de cine y que estrenamos el jueves. Más allá de ser una gran producción audiovisual, es una celebración de las cosas buenas (así lo veo yo) y un resumen, si se quiere, de los últimos cinco años en la UMA. ¡Espero que lo disfruten!
Videoclip - remake - lipdub from Elena Sanchez Vilela on Vimeo.
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