domingo, 15 de agosto de 2010

Han implantado una idea en mi mente y fue Nolan


Llevaba casi dos semanas tratando de ir al cine para finalmente ver la película de Christopher Nolan, Inception (El Orígen). El asunto no se hacía sencillo, por el contrario a medida que pasaban los días se iba complicando. Yo nunca me he detenido al momento de ir al cine sola, lo he hecho en repetidas ocasiones y es muy relajante la verdad. En este caso mi papá estaba en Caracas y quise aprovechar su estadía en la ciudad para ir juntos a verla.

Después de posponer y posponer la salida por reuniones de trabajo, enfermedad y acontecimientos de última hora, el viernes pudimos sentarnos en nuestras butacas ubicadas en la cuarta fila de la sala y mirar la pieza del director de Memento. Debo decir algo antes de entrar de lleno a darles mi impresión de la película: yo no acostumbro ir al cine a ver films de acción -uno que otro de ciencia ficción- no soy asidua a ellos, me inclino más por los dramas y comedias románticas, y me reservo la que me llame la atención de estos otros géneros para ver en la comodidad de mi cama.

Sin embargo me pareció interesante que justamente tanto esta última como la película anterior de Nolan las vi en pantalla gigante y en ambas oportunidades he quedado gratamente sorprendida. No es que yo dude del talento de este realizador, todo lo contrario, es sólo que estoy acostumbrada a ver muchos efectos especiales y extrañar la sensación de que voy a recordar algo de lo que acabo de ver dentro de cinco años. Es justamente esta segunda parte la que más me interesa, por supuesto que los efectos visuales e imagenes digitalmente intervenidas aportan dinamismo y son agradables a la vista, además tienen su justo y merecido lugar en la trama, te recuerdan un poco a Matrix pero aún así tienen la capacidad de seguir sorprendiéndote.

Mi mayor sorpresa fue todo lo que despertó en mí esta pieza cinematográfica. Hay misterio, amor, lucha. Inception te introduce en un mundo, el mundo de los sueños y la compleja mente humana, no te permite salir de él y más importante aún: tú no quieres salirte. Todo lo que se pasea por la pantalla es necesario y no sobra para contar una historia, necesitas de recuerdos y memorias, retroceder y mantenerte conectado con el ahora. Cuando crees que ya el cine de ciencia ficción de estos tiempos no tiene nada nuevo que aportar aparece Nolan para decir que hay cosas que deben ser contadas, que hay mundos por descubrir y que si bien la psique no es un tema nuevo ni exclusivo, todo lo que rodea esta producción y su universo de detalles debe ser visto por la masa que quiere seguir soñando.


Lo que me gusta de estas reseñas es que no son nada hasta que quien las lee vea la película y juzgue él mismo. Es agradable cuando el público no coincide con los críticos, cuando se meriendan sin entusiasmo lo que los "expertos" tienen que decir (yo no lo soy, ni pretendo serlo). Como le dije a mi papá antes de ver la película en cuestión: "esta será una de esas adoradas por la gente y destruída sin éxito por la crítica". Bastaba leer en la prensa cosas como "Leonardo DiCaprio en una actuación de segunda categoría" y revisar en Twitter "que bolas Inception, lo mejor que he visto en mucho tiempo". No creo que sea la mejor película del año -hasta ahora me quedo con Hermano por muchas razones- pero sí tiene algo que aportar dentro de sus complejidades.

Al salir del cine -"¿Papá te gustó?" -"Sí, se puede ver". Cada quien juzgará, creo que la respuesta de mi papá es válida, aunque yo le agregaría varias cosas más como se pudieron dar cuenta. Pero ni yo soy experta ni mi papá es la masa. Vayan a ver El Orígen, amenla u odienla pero tengan con qué argumentar, no se queden fuera de la conversación de una de las mejores del año.

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