viernes, 2 de julio de 2010

La esperanza de Hermano




Y llegó el día para Marcel Rasquin, Enrique Aular y toda "la familia" (como ellos mismos describen a todo ese equipo) de la película venezolana Hermano. Hoy, finalmente, después de "ocho semanas de rodaje y un año de postproducción", la historia de Daniel y Julio (en este caso) y de muchos que pueden identificarse con ellos, verá la luz ante el público ciollo.

Digo que muchos se pueden identificar con estos hermanos porque no se trata de fútbol, éste deporte sólo sirve de excusa y puente para adentrar al espectador en un sueño, que puede ser el de Luis de ser cantante de rock, el de Marcela de ver en vivo a los Rolling Stones, o el de Francisco de ir a un juego entre Nueva York y Boston en el Yankee Stadium. Por supuesto, hay una realidad que rodea a los personajes que no escapa de los que vivimos en esta ciudad que es Caracas y que muchos conocemos, aunque no vivamos en Petare o en cualquier otro barrio de la capital.

Estos chamos, Fernando Moreno (Daniel) y Eliú Armas (Julio) lograron conmoverme, con sensibilidad y fuerza mostraron que hay cosas importantes en la vida, que la familia es una de ellas y que los sueños son los que nos mantienen vivos. Cada frase que dicen es justa y necesaria, nada estuvo de más. Que bueno ir a ver una película venezolana y traerte de vuelta frases que no puedes sacar de tu cabeza por semanas.

Hay humor, hay drama, momentos de mucha violencia (esa que lamentablemente se va volviendo costumbre y nos sorprende cada vez menos), risas, llanto, tragedia. Sin embargo, si tuviera que elegir un sentimiento que prevaleció y que me llevo conmigo (gracias en gran parte a Daniel) es la esperanza. Sí, lloré, me molesta la injusticia y la maldad, pero la nobleza y la lucha aunque no lo crean vive en muchos de los que están arriba en el cerro, de eso no me cabe duda.


Como le comenté a Yimmi, otro bloguero que escribió sobre la película, no pude evitar salir de la sala sintiéndome como si a pesar de todo todavía se pudiera creer y luchar por algo, ese sentimiento de que los sueños si se pueden hacer realidad (aunque suene cursi y trillado).

Hoy que se estrena Hermano en Venezuela quisiera que las salas de cine estuviesen repletas de gente, no sólo para apoyar al talento nacional (como escuchamos continuamente) sino porque además se van a topar con una producción que marca para mí un capítulo en nuestro cine. En este momento pudiera copiarme unos cuantos piropos técnicos que lei por ahí, pero más que con eso me quedo con una historia y una trama bien contada, un guión rico, interpretaciones sinceras y trabajo duro. Sí, mi hermano, en Venezuela se hace cine y vale la pena verlo.

2 comentarios:

  1. bueno, mi hermana, habrá que verla. que haya ganado un premio clase A dice mucho ya.

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