domingo, 27 de junio de 2010

Patea la calle, no la ventana



Después de asistir ayer a PeMdlC, entre el cansancio y la buena vibra que dejó, empecé a leer críticas y más críticas del evento y de otras cosas, no sé exactamente por qué llegaron -si por casualidad o causalidad- todas esas notas a mí, unas más agresivas que otras, sobre temas varios. Lo cierto es que a pesar de que cada una de ellas estaba basada en argumentos válidos, no las recibí con los brazos abiertos y en algunos casos me parecieron injustas.

Resulta que hay mucho descontento por el evento, que han tachado de ser una farsa gracias a las debilidades e inconsistencias de organización y contenido. Para ser sincera, yo no visité las 24 estaciones, por lo que mi opinión está basada en lo que ocurrió en Altamira y La Castellana, plazas en las que por cierto reinó la música de las bandas nacionales más prominentes.

Enumerando algunas incongruencias
Mentira nº1. "Una noche para caminar en familia"
Definitivamente no. El ambiente no era el más apropiado para niños y personas de la tercera edad, al contrario, el alcohol que reinaba en las calles acompañado del comportamiento alocado típico de la juventud que va actuando en masa, no era precisamente una invitación familiar ni de integración. Mientras caminaba, con mi vaso de cerveza -que los locales aledaños aprovecharon de vender al doble de su precio normal- pensaba en lo difícil e inverosímil que hubiese sido llevar a mi hermanito de cinco años a ese lugar para que viera un poco de arte.

Mentira nº2. "Un reencuentro de TODOS con la ciudad"
Esto tiene varias cosas y aunque me considero una persona "buena vibra" no se puede negar lo que está a la vista: es una fantasía, lo que pasó ayer es sólo un día al año, es un "reencuentro" efímero, fugaz. Es un bochinche, sí, en el que la gente va danzando sin miedos al compás de una canción que dice "aprovecha que hoy los malandros y la inseguridad no ponen la hora". Es triste, pero cierto. Aparte, la palabra TODOS no es sólo inválida por la mentira anterior, sino también por la falta de espacios para la gente discapacitada. Un caso claro fue el de una chama que estudia en la misma universidad que yo, a la que vi luchar para poder pasar entre el río de gente que abarrotaba las calles.



Es fácil ponerse de un lado o del otro
En una de las notas que leí decían que es fácil ir a un evento como este y aplaudir sin ver las fallas que encierra, pero la verdad es que es igual de sencillo -o más- sentarse a criticar. Sí, abarcó más música que lugares de intercambio y contacto artístico, sí, propuso más publicidad y propaganda que propuestas de calidad, pero se hizo. Eso también tiene mérito, ciertamente hay cosas que mejorar de cara a la próxima edición, pero crucificar a uno de los pocos espacios para el talento de aquí me parece absurdo.

Hay que hacer más y criticar menos, por lo menos envía un mail, llama por teléfono u ofrécete como voluntario. Venezuela necesita más de eso que de jueces. Esperemos que el próximo año PeMdlC proponga más en la práctica y no se quede en el papel. Gracias a los artistas que asistieron, ustedes son los que provocan ese deseo de que el sistema mejore, porque sabemos que hay talento y que tanto ustedes como nosotros merecemos lo mejor de él.

1 comentario:

  1. Hola, Sofia. Ciertamente, me haces caer en cuenta de algo que pasé por alto por tanta premura de ver a las bandas que quería ver y la emoción del momento. Es totalmente acertado lo que dices de "una noche para caminar en familia"; ya que, marihuana y alcohol había como si fuese más bien un Woodstock. Un punto a considerar, ya que, repaso escenas por mi memoria y recuerdo hasta coches con bebés, tremenda decepción deben llevarse los padres que fueron con sus hijos esperando algo sano totalmente para los suyos.

    Saludos!

    ResponderEliminar