viernes, 16 de julio de 2010
Gracias, apreciamos tu silencio
Sin duda las cosas más sencillas, las que vemos más obvias y naturales son a menudo las que menos apreciamos. Es normal que leamos en libros de autoayuda y tarjetas de amistad esos consejos tipo "disfruta de las pequeñas cosas", "mira el atardecer", "fíjate en las flores y la sonrisa de un niño", etc, etc, etc. Pero lo que me lleva a escribir hoy no tiene nada que ver con eso -cada quien decide ser comeflor o no- Resulta que llevo dos días analizándolo, sufriendo y hoy más que nunca extraño el SILENCIO. Eso que a algunos agobia, los hace sentir solos y abandonados a mí me hace más falta que amor propio a los pasteleros de la plaza Alfredo Sadel.
La desesperación empezó a adueñarse de mí a las 2:00 am de la madrugada de hoy, hora en la que taladraban mi calle (la calle frente a mi casa) pues la alcaldía decidió asfaltarla nuevamente. Quería llorar: los audífonos y la música no eran suficiente para dejar de escuchar el molesto ruido, era penetrante, no podía dormir, estaba cansada y con sueño y aún así nada podía hacer para cambiar mi situación. Es por todo esto que empecé a reflexionar y pensé en varias situaciones más de la vida diaria en las que debemos apreciar el silencio y hacer uso de él cuando sea necesario (por favor!!!).
Apreciamos el SILENCIO...
Cuando estamos disfrutando de nuestra cena, escuchando un buen programa de radio y una cadena presidencial interrumpe sin permiso la paz de tan sagrado momento. Es que no se trata sólo de la interrupción en sí, sino de su contenido. Por ejemplo, Chávez hablando de... cualquier cosa. No tiene sentido! Gracias, apreciamos tu silencio.
Cuando estamos en una típica charla en la que tratamos de resolver algún problema o llegar a un acuerdo y sale un impertinente a decir cualquier tontería. Pana, si no tienes nada mejor que decir: Gracias, apreciamos tu silencio.
Esta es típica de salón de clases: estás en un exámen súper importante para ti, concentrado tratando de recordar esa palabra clave que te permitirá arrancar inspirado con tu respuesta. Estás a un toque, la tienes en la punta de la lengua y empiezan las tradicionales "alguien tiene borra", "quién me presta un lápiz", "profe hasta qué hora es el exámen", etc. Rayan en lo vulgar las groserías y frases que provoca contestarles, por eso, a ellos: Gracias, apreciamos su silencio!
Y como estas muchas más... Lo que trato de decir es que el silencio existe por algo, tienen su utilidad, hasta los incómodos y prolongados tienen su razón de ser. Respétalos, dales uso, aprende a utilizarlos y administra mejor lo que tienes en mente y quieres decir, porque no siempre es interesante ni relevante. Hoy más que nunca: gracias, apreciamos tu silencio.
miércoles, 14 de julio de 2010
Un deseo atado a la cama (Cuento 1)
Cristóbal seguía inmóvil en su cama mientras los primeros ensayos de luz rozaban su rostro inmutable. Desde allí miraba la cortina azul en la ventana moverse suavemente hacia delante y hacia atrás; por momentos sentía que su cuerpo se movía al mismo ritmo, que se balanceaba por telepatía, como deseando sacar fuerzas y voluntad para levantarse.
Tal vez se había acostumbrado tanto al ruido, al desorden y a los gritos desesperantes de la noche anterior, que era esa tensa calma amanecida la que no lo dejaba mover sus largas y musculosas piernas. Cerraba sus ojos por segundos y recordaba el sonido de los vidrios rotos en el concreto y al borracho impertinente que gritaba una y otra vez por qué lo había dejado su mujer. Había sido una noche de pesadilla, una tortura para sus oídos, porque mientras otros bailaban y exhibían alegremente sus pecados en la vía pública, él luchaba por conciliar el sueño.
En intentos fracasados sus brazos hacían movimientos rápidos que parecían temblores, espasmos… Quería impulsarse pero algo se lo impedía. En su mente se decía “vamos Cristóbal, levántate”, pero no terminaba de convencerse. Recordó a Lucía, lo bella que se veía anoche, su cabello largo azabache cayendo sobre sus hombros y esa mirada dulce que tenía mientras le decía “ven, vamos a divertirnos, no te vayas todavía”. Cristóbal no podía dejar de reprocharse y preguntarse “¿por qué no le hice caso? ¿Y si me hubiese quedado? No estaría en esta cama… o por lo menos no estaría solo”.
Sin pensarlo y haciendo un giro casi instintivo se levantó de un salto. Poco a poco dio pasos dudosos hacia la ventana, y al llegar: vio la imagen de la soledad de la calle ante sus ojos, la acompañaban la suciedad y la resaca de la borrachera colectiva, pequeños charcos producto de la lluvia y el recuerdo. Era otro día. Otro día que le golpeaba de frente. ¡Como deseaba volver a estar en su tormentosa cama!
lunes, 12 de julio de 2010
Iniesta y el hombre casi perfecto
El Mundial de Fútbol culminó ayer y nos ha dejado momentos para el recuerdo, reflexiones y acontecimientos que van más allá del deporte más bonito del mundo. Sucedieron cosas disparatadas como el salto a la fama de un pulpo con aparentes poderes extrasensoriales, una pancarta gigante donde le sacaban tarjeta roja a Chávez (presidente de Venezuela) y por supuesto el momento más romántico de la Copa del Mundo, Casillas besando a su novia reportera ante el planeta entero.
Todas las mujeres que pudieron ver en vivo la escena y las que lo vieron luego en videos por youtube, suspiraron ante lo que se convirtió en el sueño de muchas. Sin duda, emocionó verlo, sobre todo por lo que enmarcaba la escena: España por primera vez se titulaba campeón del mundo y tras todos los años de espera estampaba su primera estrella sobre el escudo de su selección.
Todo este furor me hizo recordar un tema que tenía varios días dando vueltas en mi cabeza y del que quería escribir, sobre todo para dedicárselo a una amiga que en varias oportunidades se ha quejado de mis gustos en lo que a materia masculina se refiere. Resulta que al parecer lo que para mí es sexy, atractivo y admirable en un hombre, no lo es para algunas (entre ellas Daniela) que me miran con cara de confusión cuando digo "qué bello es ese ser".
Se preguntarán "Ajá, y eso qué tiene que ver con el Mundial?". Bueno es que justamente el héroe de los españoles en este momento, el autor del gol que llevó a la gloria a su selección y a todo un país es un ejemplo casi perfecto del tipo de hombre que me gusta. Andrés Iniesta es un futbolista español de 26 años de edad, juega en la primera división de su país con el popular equipo Barcelona F.C y debutó con la selección ibérica en 2006 durante el Mundial de Alemania. Me gustaría acotar que a pesar de todo lo antes mencionado Iniesta no tiene una novia súpermodelo (es la misma desde hace años), no ostenta autos lujosos y costosísimos, ni es figura mediática a pesar de su fama (estas dos últimas cosas comunes entre los futbolistas "de élite"). Ya va, esto no es de lo que hablo, lean a continuación.
Las tres fundamentales
1. Talento. El amigo tiene contrato con el Barca hasta el 2015, es considerado como uno de los mejores del mundo y el histórico gol ante Holanda en la final de Suráfrica 2010 lo certifica. Esto es lo más sexy que puede haber en un hombre, que sea bueno en lo que hace, que se comprometa con su oficio, esa responsabilidad y entrega es tan admirable como irresistible.
2. Humildad. El personaje en cuestión tuvo que dar declaraciones como es de esperarse ante tal hazaña realizada, y en ellas no hizo alarde de su invaluable aporte al equipo, sino más bien resaltó el trabajo colectivo de sus compañeros y el esfuerzo de todos detrás en la selección. Ustedes dirán "bueno, eso lo hacen todos los atletas que practican deportes de conjunto", pero hay algo más, es una cuestión de actitud, de nobleza. Una persona que haga las cosas bien, lo sepa y no necesite gritarlo a los cuatro vientos está sin duda en el camino correcto y es gusto estar cerca de ella.
3. Saber disfrutar. La cara del español como un niño con juguete nuevo luego del triunfo, no tiene precio. Pude ver un video de cuando tenía apenas 14 años y ya tenía tan claro lo que quería ser y hacer, pensar en todo lo que ha pasado desde entonces y lo que ha logrado te acerca más a esa sensación. No se trataba de las miles de personas gritando, los fuegos artificiales, la música y todo el espectáculo alrededor, sino de la mirada -por momentos perdida- como sin poder creer del todo lo que pasaba. De esto se trata: ser talentoso, ser humilde, pero sobre todo disfrutarlo. Ahí estás en la cúspide.
¡Helo ahí! No es cuestión de genética, no necesitan nacer con ojos azules, rasgos de Dios griego o sonrisa perfecta, ni matarse en un gimnasio para lograr el cuerpo perfecto. Apreciamos lo que es bello a los ojos, sí. Pero si me preguntan a mí, lo verdaderamente sexy, lo que me atrapa y me cautiva, lo que me provoca mil y un fantasías no es que seas Brad Pitt, es que sepas quién eres y no te de miedo mostrarlo, lo demás es un puro adorno. ¡Ojo! No eres perfecto, pero ahí vas.
viernes, 2 de julio de 2010
La esperanza de Hermano
Y llegó el día para Marcel Rasquin, Enrique Aular y toda "la familia" (como ellos mismos describen a todo ese equipo) de la película venezolana Hermano. Hoy, finalmente, después de "ocho semanas de rodaje y un año de postproducción", la historia de Daniel y Julio (en este caso) y de muchos que pueden identificarse con ellos, verá la luz ante el público ciollo.
Digo que muchos se pueden identificar con estos hermanos porque no se trata de fútbol, éste deporte sólo sirve de excusa y puente para adentrar al espectador en un sueño, que puede ser el de Luis de ser cantante de rock, el de Marcela de ver en vivo a los Rolling Stones, o el de Francisco de ir a un juego entre Nueva York y Boston en el Yankee Stadium. Por supuesto, hay una realidad que rodea a los personajes que no escapa de los que vivimos en esta ciudad que es Caracas y que muchos conocemos, aunque no vivamos en Petare o en cualquier otro barrio de la capital.
Estos chamos, Fernando Moreno (Daniel) y Eliú Armas (Julio) lograron conmoverme, con sensibilidad y fuerza mostraron que hay cosas importantes en la vida, que la familia es una de ellas y que los sueños son los que nos mantienen vivos. Cada frase que dicen es justa y necesaria, nada estuvo de más. Que bueno ir a ver una película venezolana y traerte de vuelta frases que no puedes sacar de tu cabeza por semanas.
Hay humor, hay drama, momentos de mucha violencia (esa que lamentablemente se va volviendo costumbre y nos sorprende cada vez menos), risas, llanto, tragedia. Sin embargo, si tuviera que elegir un sentimiento que prevaleció y que me llevo conmigo (gracias en gran parte a Daniel) es la esperanza. Sí, lloré, me molesta la injusticia y la maldad, pero la nobleza y la lucha aunque no lo crean vive en muchos de los que están arriba en el cerro, de eso no me cabe duda.
Como le comenté a Yimmi, otro bloguero que escribió sobre la película, no pude evitar salir de la sala sintiéndome como si a pesar de todo todavía se pudiera creer y luchar por algo, ese sentimiento de que los sueños si se pueden hacer realidad (aunque suene cursi y trillado).
Hoy que se estrena Hermano en Venezuela quisiera que las salas de cine estuviesen repletas de gente, no sólo para apoyar al talento nacional (como escuchamos continuamente) sino porque además se van a topar con una producción que marca para mí un capítulo en nuestro cine. En este momento pudiera copiarme unos cuantos piropos técnicos que lei por ahí, pero más que con eso me quedo con una historia y una trama bien contada, un guión rico, interpretaciones sinceras y trabajo duro. Sí, mi hermano, en Venezuela se hace cine y vale la pena verlo.
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