sábado, 13 de noviembre de 2010

Sospechas (Cuento 5/ Diálogos)



- Le explico otra vez: apenas entré a la casa no me gustó el silencio que había, a esa hora era extraño que no estuviera el televisor prendido, en ese momento supe que algo andaba mal.

- ¿Por qué me sigue preguntando eso? No llamé a nadie porque no sabía lo que había pasado. Era una sensación, sólo eso, un presentimiento.

- Empecé a llamar a Carlos, grité varias veces sin recibir respuesta. Caminé hasta la cocina y fue cuando vi toda la comida derramada en el suelo, la nevera entreabierta y unos platos rotos en el fregadero.

- No. ¡No pedí ayuda en ese momento, ni se me ocurrió llamar a nadie! ¿Acaso usted lo hubiese hecho, con todos esos pensamientos? ¿Temiendo lo peor? No sé ni para qué le pregunto, usted y yo somos completamente diferentes. ¡Usted no entiende nada!

- Si estuviera tratando de entender, ya lo hubiese hecho. ¡Esto no tiene ningún sentido!

- ¡Pues investigue! Pero allá afuera, en la casa, donde le de la gana, pero yo no sé más nada.

- ¡Yo no estoy entorpeciendo nada! ¡Ey, el que está al lado de la puerta! ¿Será que usted sí puede darme un vaso de agua? Gracias.

- No me estoy desviando, simplemente no hay nada más que tenga que decir. Sólo estoy repitiendo las mismas cosas una y otra vez. ¿Hasta cuándo?

- Sí, me doy cuenta de eso y no me importa, yo sé que soy inocente. ¡Allá todos ustedes, montón de ineptos!

- ¿Qué tal si en vez de amenazar, se encarga de encontrar a quien mató a Carlos?

- Tranquilo que no voy a ninguna parte, comisario. Si así lo quiere, nos vemos en el juicio.

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